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jueves, 8 de noviembre de 2012

Gastone - Mario Bonnard (1960)


TÍTULO ORIGINAL Gastone
AÑO 1960
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS No
DURACIÓN 102 min. 
DIRECTOR Mario Bonnard
ARGUMENTO Ettore Margadonna, Luciana Corda (ispirado en el personaje creado por Ettore Petrolini)
GUIÓN Mario Bonnard, Luciana Corda, Ettore Maria Margadonna, Ettore Petrolini, Rodolfo Sonego
MÚSICA Gorni Kramer, Angelo Francesco Lavagnino, José Padilla
FOTOGRAFÍA Aldo Tonti
MONTAJE Eraldo Da Roma
VESTUARIO Maria De Matteis
REPARTO Alberto Sordi, Vittorio De Sica, Anna Maria Ferrero, Franca Marzi, Linda Sini, Chelo Alonso, Magali Noël, Paolo Stoppa
PRODUCTORA Maxima Film Compagnia Cinematografica / Sviluppo Pellicole e Stampa (SPES) / Variety Film Production
GÉNERO Comedia | Teatro 

SINOPSIS Gastone es un decadente actor teatral que se encuentra lleno de deudas, se sobrevalora a sí mismo constantemente, desprecia las artes menores (como el cine) pero es constantemente humillado por su pobreza y habitualmente termina aceptando cualquier papel pequeño que le ofrecen. (FILMAFFINITY)


Gastone, uno degli ultimi tipici rappresentanti di un'epoca scomparsa, di una generazione di spensierati gaudenti, fa il "danseur mondain" in un tabarin ed aiuta la propria "partner" Sonia, sedicente duchessa russa, presentandole qualche danaroso ammiratore. Gastone sogna la grande avventura e la gloria sul palcoscenico del "Salone Margherita", e crede di essere sulla buona strada quando incontra Nannina, servetta piena di ambizione e allieva di danza. Liberatosi di Sonia, egli lancia Nannina con l'aiuto di un maturo principe, assai prodigo dei denari della propria moglie, e di un usuraio che si fa beffare dalle donne: egli sogna di far debuttare al suo fianco la nuova recluta. Ma Nannina o "Anne la belle", come si fa chiamare, approfittando di una forzata assenza di Gastone, si presenta da sola sul palcoscenico, senza attendere il suo "partner", ed ottiene un grande successo. Ella non si fa poi alcun scrupolo di abbandonare Gastone, accettando le proposte di un impresario milanese. Rimasto solo e privo di mezzi, Gastone tenta invano di risalire la china: con una vecchia amica costituisce di nuovo una coppia per il varietà; ma nessuno li vuole scritturare. sconfitto ormai irrimediabilmente, Gastone, sempre nel suo impeccabile frac, s'incontra con Nannina, divenuta una vedetta di fama internazionale.
http://www.albertosordi.it/filmografia.php?film=116
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Alberto Sordi
(Roma, 1920 - 2003) Actor italiano. Alberto Sordi nació el 15 de junio de 1920 en el popular barrio del Trastevere de Roma. Fue el último de los cuatro hijos del profesor de música Pietro Sordi y la maestra Maria Righetti, romanos ilustrados y trabajadores que pasaron la vida en las aulas, por lo que durante sus primeros años quedaba al cuidado de sus hermanos, Savina, Aurelia y Giuseppe.
Ya desde muy pequeño Albertino demostró tales dotes vocales que su padre, a la sazón director de orquesta ocasional en el Teatro de la Ópera de Roma, encauzó sus pasos hacia el canto. A los diez años y hasta la prematura transformación de su voz cantó como soprano en el coro de la capilla Sixtina, y poco después comenzó a participar en las giras por Italia de la Piccola Compagnia del Teatrino delle Marionette.
En 1931 ingresó en el Istituto d’Avviamento Commerciale Giulio Romano, pero intuía ya entonces que su vocación era el teatro y, a punto de terminar sus estudios, los abandonó para dedicarse al espectáculo. Luego, tras una primera experiencia en 1936 con la discográfica Fonit, en la que grabó un disco con cuentos infantiles, acudió a una academia comercial privada y, más para contento de sus padres que para el suyo propio, consiguió su diploma. Tras este acto de buena voluntad, se fue a Milán e ingresó en la Accademia dei Filodrammatici, pero su «mala dicción» -el fuerte acento romano- le supuso una pronta expulsión.
La afamada Accademia lamentaría este episodio, y casi setenta años después, en 1999, quiso resarcir su error otorgándole un doctorado honoris causa. Aquel primer fracaso, lejos de desalentarlo, lo impulsó a hacer del supuesto «defecto» una virtud, y convirtió esa manera de hablar en el eje de su comicidad.
Doblador, figurante, cómico y radiofonista
De nuevo en Roma ganó un concurso de la Metro Goldwyn Mayer como doblador de Oliver Hardy y el doblaje fue una de sus salidas económicas más recurrentes durante la siguiente década, en que puso voz a otros actores -Robert Mitchum, Victor Mature, Anthony Quinn-, incluso italianos, como la de un primerizo Marcello Mastroianni, aparte de muchos «característicos» en un sinfín de películas rodadas en Cinecittà. Todavía en 1937, debutó como imitador de Ollio (el nombre italiano de Oliver Hardy) con el seudónimo de Albert Odisor y obtuvo sus primeros contratos en el cine como figurante en las películasEscipión el africano (1937), de Carmine Gallone, e Il feroce Saladino (1937), de Mario Bonnard. Y al año siguiente «matizó» su actividad como boy de revista en la compañía Riccioli Primavera.
Fue el teatro de revista, ya como presentador y actor cómico, el que le daría por aquellos años las mayores satisfacciones y no el cine, ya con breves papeles en una serie de películas (La principessa Tarakanova, 1938; La notte delle beffe, 1940; Cuori nella tormenta, 1941; Le signorine della villa accanto, 1942), ya como coprotagonista en I tre acquilotti (1942), de Mario Mattoli.
En esos años tan convulsos y de tantos cambios -el servicio militar, la muerte de su padre en 1941, el traslado de la familia al centro histórico de la ciudad, la guerra...-, el teatro ligero constituyó su gran salida, y más aún tras la liberación de Roma, en que dio un giro hacia la sátira política con Imputati… alziamoci!, de Michele Galdieri, y su nombre apareció por primera vez en letras grandes en los carteles del espectáculo.
En 1947 debutó en la radio en programas de variedades como Rosso e nero y Oplà y con su primer personaje, «Il Signor dice», un prototipo perfecto del italiano visto desde la ironía que puso de manifiesto su agudísima capacidad de percepción, obtuvo unos altos índices de audiencia que aumentaron con nuevas creaciones durante los años siguientes -«Mario Pio», «Il compagnuccio della parocchietta», «Il conte Claro»-, que le valieron la Maschera d’Argento al mejor actor radiofónico en 1949 y 1950, y un programa propio, Il teatrino di Alberto Sordi(1951), amén de una popularidad tal que convirtió también en éxitos de venta una serie de discos con canciones escritas y cantadas por él como Nonnetta,Il carcerato, Il gatto, Il milionario, entre otras.

Un descubrimiento tardío: el cine
Cuando el cine por fin le abrió su puerta grande, dirigido por Fellini, De Sica, Franco Rossi, Luigi Zampa, Dino Risi, Mario Monicelli, Antonio Pietrangeli, Nanni Loy, Francesco Rossi, Alberto Lattuada, Luigi Comencini, Mauro Bolognini o Ettore Scola, sus trabajos gozaron del favor de la crítica más seria. Películas como Un héroe de nuestro tiempo (1955), La Gran Guerra (1959), El juicio universal (1961), Todos a casa (1962), Vida difícil (1962), El especulador (1963),Las brujas (1966), Un italiano en América (1967), El poder no perdona (1969), Lo scopone scientifico (1972),Polvere di stelle (1973) o Un burgués pequeño, muy pequeño (1976) renovaron una y otra vez su éxito como actor y su aportación a la comedia italiana.

Sordi en Un americano en Roma (1954)
Desde 1966, además, amplió su labor cinematográfica a la realización. Tras la buena acogida de su ópera prima, Un italiano en Londres(1966), Sordi dirigió dieciocho filmes, todos protagonizados por él, entre otros algunos de gran calado en la crítica o el público como Io so che tu sai che io so (1982), Il tassinaro (1983), Nestore. L’ultima corsa (1994) y Encuentros prohibidos (1998), una comedia de enredo sentimental entre un octogenario y una treintañera (Valeria Marini) que presentó en el Festival de San Sebastián de 1999, donde fue homenajeado, y que sería su última película.

El personaje privadoSordi nunca dejó traslucir nada de su vida privada. Nunca se casó. Nunca se le conoció una relación sentimental. El apego a su madre le valió el apelativo de Mamone, pero los años lo convirtieron en un símbolo y a la larga pesó más el cariñoso Albertonecon que lo obsequiaron sus compatriotas que las habladurías inconducentes. Tras la muerte de su madre en 1951, la afición a la familia continuó como siempre, y sus hermanos pasaron toda la vida a su lado.
Los últimos meses, enfermo, los pasó al cuidado de su hermana Aurelia, prácticamente postrado en su residencia de la Piazza Numa Pompilio, junto a la Via Appia, donde murió aquejado de una enfermedad broncopulmonar. La capilla ardiente, instalada en la sala Giulio Cesare del Campidoglio, sede del ayuntamiento romano, por la que pasaron unas sesenta mil personas, y el funeral en la basílica de San Juan de Letrán, transmitido en directo por la RAI, confirieron la pompa adecuada a los grandes personajes. Sordi lo fue sin duda alguna, como Fellini, Mastroianni o Gassman, que lo precedieron en su partida.

El arquetipo del italiano medio
Creador de un insuperable arquetipo del italiano medio a lo largo de una filmografía que suma cerca de doscientas películas, guionista de algunos de sus títulos y director de una veintena de ellos, Alberto Sordi era el Actor en mayúsculas, que tocó todos los registros a lo largo de una trayectoria profesional que abarca más de seis décadas.
Sordi se las arregló para hacerse popular desde muy joven, y nunca perdió ese privilegio, pero hubo un tiempo, entre mediados de la década de los cincuenta y fines de la siguiente, en que tocó el cielo con las manos. Su tardío descubrimiento para el cine -lo merodeaba desde hacía una eternidad y ya había entrado en la treintena- se produjo después de haber incursionado en casi todas las facetas del oficio y gracias a su amistad con Vittorio de Sica, con quien en 1950 fundó la productora PFC (Produzione Film Comici) con el primer cometido de trasladar a la pantalla un exitoso personaje radiofónico creado por él.
La película (Mamma mia, che impressione!, 1950), sin embargo, no cubrió las expectativas, pero ahí estaba un joven Federico Fellini para darle el espaldarazo necesario con dos títulos consecutivos El jeque blanco(1952) y Los inútiles (1953), que para el actor se tradujeron en una inmediata popularidad y una actividad intensísima.
En 1954, por ejemplo, se estrenaron trece películas protagonizadas por él, y al año siguiente otras ocho. Entre ellas Un americano en Roma (1954), de Steno, que amplió su fama al extranjero y propició que el presidente Harry Truman, en agradecimiento por la buena propaganda que hacía de Estados Unidos en el filme, lo invitara a Kansas City, le hiciera entrega de las llaves de la ciudad y lo nombrara gobernador a título honorífico.
Desde entonces hasta que fue alcalde honorario de Roma por un día, el de su ochenta cumpleaños en junio de 2000, obtuvo numerosos reconocimientos -cuatro Nastro d’Argento, un Globo de Oro, un Oso de Plata, siete David di Donatello, la Legión de Honor en Cannes, el León de Oro de Venecia por toda su carrera...- y otros tantos homenajes, pero fue dos años después, en 2002, cuando el actor aseguró haber recibido el mejor regalo de su vida al saber que había entrado en las escuelas y los institutos de su país la serie de 36 episodios sobre los vicios y defectos de los italianos que realizó entre 1980 y 1987 para la RAI, Storia di un italiano: el collage de secuencias extraídas de sus propias películas constituye una crónica fidelísima de los valores y las costumbres del italiano medio a lo largo del siglo XX.
http://disonancias-zapata.blogspot.com.ar/2010/12/alberto-sordi.html
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Mario Bonnard
Attore e regista cinematografico, nato a Roma il 24 dicembre 1889 e morto ivi il 22 marzo 1965. Fu tra i più illustri divi del cinema muto italiano, interprete soprattutto dell'homme fatale, giovane, bello e seduttore, variante del mito di Don Giovanni. Passato dietro la macchina da presa, si può annoverare tra i pochi registi in grado di cimentarsi con eguale abilità nel muto e nel sonoro. Prolifico e attento ai gusti del pubblico, si distinse realizzando opere comico-popolaresche, da Avanti c'è posto… (1942) a Gastone (1960), con interpreti come Aldo Fabrizi, Peppino De Filippo, Anna Magnani, Alberto Sordi e Vittorio De Sica.
Fu nel 1909, con Otello, diretto da Mario Caserini, che iniziò ufficialmente la carriera d'attore di B., il cui nome successivamente apparve in Satana (1912) di Luigi Maggi e in Ma l'amor mio non muore! (1913) sempre di Caserini, prodotti rispettivamente dalla Società Anonima Ambrosio e dalla Film artistica 'Gloria'. Fu l'ultimo film, interpretato al fianco di Lyda Borelli, a suggellare il successo di B., in un'epoca in cui il fenomeno del divismo assumeva in Italia proporzioni dilaganti, fino a raggiungere il suo apice proprio tra il 1910 e il 1919. Lo status di divo portò a B. molti vantaggi e privilegi, non ultimo quello di creare, intorno al 1914-15, una casa di produzione a suo nome, la Bonnard film. Il suo debutto nella regia avvenne con Catena, del 1916: un passaggio fondamentale, che gli permise di liberarsi del ruolo standardizzato del raffinato conquistatore, per una nuova ascesa professionale. Dalla fine degli anni Dieci alla metà degli anni Venti, B. firmò numerosi film (di alcuni dei quali fu anche interprete), tra cui L'altro io e Treno di lusso, nel 1917; Passa la ruina e Pupille nell'ombra, nel 1918; Mentre il pubblico ride e La stretta, nel 1919; Il fauno di marmo e Le rouge et le noir, nel 1920; La morte piange, ride… e poi s'annoia e L'amico, nel 1921; I promessi sposi, nel 1922; La gerla di papà Martin e Il trittico di Bonnard, nel 1923; Il tacchino e Teodoro e socio, nel 1925. Dopodiché visse per alcuni anni all'estero, in Francia e in Germania, per rientrare definitivamente in patria nel 1935. Aveva inoltre diretto, per Giuseppe Amato, i suoi primi film sonori: Cinque a zero (1932) e Tre uomini in frack (1933), ambientati il primo nel mondo del calcio e il secondo in quello della lirica, e interpretati, rispettivamente, da Angelo Musco e dai fratelli De Filippo, alla loro prima prova cinematografica. Mostrò in seguito una regia garbata e disinvolta in La marcia nuziale (1934) e Milizia territoriale (1935), incalzante in Il ponte dei sospiri (1940) e accurata, nella ricostruzione storica, in Marco Visconti (1941). Ma si distinse soprattutto con Avanti c'è posto… e Campo de' fiori (1943), due commedie popolari al cui successo contribuì una somma di fattori: dall'interpretazione di Aldo Fabrizi, di Peppino De Filippo e di Anna Magnani alla sceneggiatura di Piero Tellini, Cesare Zavattini e Federico Fellini. Avanti c'è posto… narra di una cameriera derubata in un tram, con Fabrizi che interpreta la parte del bigliettaio. Ambientato nella celebre piazza romana, Campo de' fiori vede invece la Magnani nel ruolo di una fruttivendola innamorata di un pescivendolo (Fabrizi), al quale si unirà alla fine di una serie di litigi e battibecchi.
Diresse ancora opere come Il ratto delle Sabine (1945), Addio mia bella Napoli!… (1946), La città dolente (1949), I figli non si vendono (1952) e Tradita (1954). E, a parte il caso di due regie interrotte e concluse da Aldo Fabrizi (Hanno rubato un tram, 1954) e da Sergio Leone (Gli ultimi giorni di Pompei, 1959), ottenne ancora tre successi a fine carriera: Mi permette, babbo? (1956) e Gastone, entrambi interpretati da Alberto Sordi, e I masnadieri (1961), con Salvo Randone, Daniela Rocca, Yvonne Sanson e Antonio Cifariello.

Bibliografia
S. Sallusti, Bonnard, Mario, in Dizionario biografico degli Italiani, Istituto della Enciclopedia Italiana, 12° vol., Roma 1970, ad vocem.
R. Chiti, J. Pantieri, P. Popeschich, Almanacco del cinema muto italiano, Roma 1988, pp. 36-37 e p. 71.
Cinema muto italiano 1905-1916, a cura di R. Redi, Roma 1991, pp. 47-60.
G.P. Brunetta, Storia del cinema italiano, 1° vol., Roma 19932 e 2° vol., Roma 19932, ad indicem.
Stefania Carpiceci
http://www.treccani.it/enciclopedia/mario-bonnard_(Enciclopedia-del-Cinema)/

Nessuno meglio di Mario Bonnard poteva dirigere Alberto Sordi in una delle sue interpretazioni, a mio parere, più straordinarie e rappresentative. Perché il languido, raffinato Gastone, personaggio frutto della geniale inventiva di Elio Petrolini, fu ispirato al grande comico proprio dalla figura dello stesso Bonnard, attore prima e regista poi fin dal muto dei primi del '900. Siamo quindi di fronte ad una sorta di autobiografia caricaturizzata d'eccelso livello.
Dopoguerra della Prima Guerra Mondiale, che Gaston Le Beau accusa d'essergli stata fatale per la carriera, senza la quale lui, al quale persino Rodolfo Valentino s'è ispirato, sarebbe finito a Londra con tutta la sua classe, lui che è il migliore "danseur mondain". Esibisce termini francesi, danza e canta ai café chantant di Roma, si presta ad accompagnare in danze vecchie babbione danarose che svengono per il suo sguardo nobilmente latino. Dei soldi mal si cura e come Il Principe (Vittorio De Sica), tipico viveur decadente, dilapida tutto finendo poi in mano ad Achille (Paolo Stoppa), uno strozzino che però è da lui facilmente abbindolabile, "sensibile" com'è alla bellezza delle soubrette complici di Gastone. Col suo Frac ci parla come fosse un fratello, e quando l'indossa è un Re, nulla può sminuirlo o renderlo incerto, nemmeno Carmencita (Chelo Alonso, gran donnino...) la più caliente ed altezzosa delle ballerine spagnole in tournee in Italia.
Nella scuola di ballo dove arrotonda le entrate scoprirà il talento ancora acerbo di Nannina (Anna Maria Ferrero), una domestica che mostrerà doti di danza e canto a lui subito evidenti. Ne diventerà manager e socio, farà di tutto per lei ma poi la perderà. Nannina farà carriera persino a Parigi, diventerà Anna La Belle, lui rimarrà relegato a Roma in locali di quart'ordine e pure fischiato, vivrà la caduta di quel genere di spettacoli - vedi Gastone? Nessuno indossa più il Frac, i tempi son cambiati - dirà sostanzialmente il principe in un teatro saturo di camicie nere.
Un po' cinico, ma poco in fondo, legatissimo a lussi che ora appaiono stravaganti, rappresenta Gastone anche un modo di essere tutto sommato nobile, personaggio che alla fine farà sorridere, ispirerà anche tenerezza lui come altri, attori e attrici, ex danzatori ed ex soubrette, che una volta sfioriti o passati di moda faticano a far 2 pasti consecutivi. Particolarmente toccante la vicenda di Rosa (Franca Marzi, altro gran bel donnino...), sua amica e una volta sua ballerina, finita a fare la prostituta per poi riprovare con Gastone un improbabile ritorno sulle scene. Nonostante si ritenga lui il vero creatore di Anna La Belle non potrà nulla per rivendicarne paternità e gloria, cosa che gl'ispirerà qualche proposito vendicativo ma... tutto cadrà di fronte allo spettacolo meraviglioso cui assisterà e solo in privato saprà togliersi una pur inutile soddisfazione.
Gaston Le Beau è sostanzialmente un incapace, bravo solo a fare qualche passo di danza, ad ostentare portamento, bellezza, charme, ma anche innocuo, pacifico, simpatico nella sua inguaribile e sfarzosa follia. E poi, soprattutto, un grande amante dell'arte, del far spettacolo, e con questa sua splendida caratteristica voglio chiuderne la descrizione.
Cosa c'è di attuale in questo film? Gastone a parte, anacronistico già ai suoi tempi, tutto è tremendamente attuale. Il mondo dello spettacolo e le sue regole son sempre quelle. Ai tempi descritti non c'era modo di barare con lifting e botux. Oggi vediamo personaggi esteticamente più durevoli anche se, a me perlomeno, appaiono quasi sempre squallidi. Non mi è mai sembrato squallido invece Gastone, e nemmeno Rosa, personaggio minore del film che però m'ha fatto una grande tenerezza.
Petrolini s'ispirò a Bonnard, Sordi a Petrolini con Bonnard a dirigerlo: ricetta perfetta, film bellissimo in ogni aspetto.
Olimpo e visione obbligatoria.
http://robydickfilms.blogspot.com.ar/2011/11/gastone.html

1 comentario:

  1. Hola Amarcord, gracias por una nueva de Albertone. Quedan bien los enlaces ti potrebbero anche interessare. Ya me voy abaja Bellissima!

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