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miércoles, 8 de febrero de 2012

Il cammino della speranza - Pietro Germi (1950)


TÍTULO Il cammino della speranza
AÑO 1950 
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS Si (Separados)
DURACIÓN 100 min.
DIRECTOR Pietro Germi
GUIÓN Federico Fellini, Tullio Pinelli (Historia: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Pietro Germi. Novela: Nino Di Maria)
MÚSICA Carlo Rustichelli
FOTOGRAFÍA Leonida Barboni (B&W)
REPARTO Raf Vallone, Elena Varzi, Saro Urzì, Saro Arcidiacono, Franco Navarra, Mirella Ciotti
PRODUCTORA Lux Film
GÉNERO Drama | Inmigración. Neorrealismo

SINOPSIS Un grupo de pobres sicilianos que se han quedado sin trabajo parte hacia el norte con intención de llegar a Francia. El hombre al cual le han pagado para organizar la entrada clandestina es, en realidad, un estafador que los abandona a su destino al pie de los Alpes. Los sicilianos sin embargo no se rinden y continúan el viaje, que se vuelve una dramática odisea... (FILMAFFINITY)



Una mirada desprovista de prejuicios, podría apuntar a definir IL CAMMINO DELLA SPERANZA (1950, Pietro Germi), como una variante italiana de la extraordinaria película de John Ford THE GRAPES OF WRATH (Las uvas de la ira, 1940), basada en la célebre novela de John Steinbeck. Afinidades no sobran; desde la huida de un entorno dominado por la miseria, un recorrido dominado en una progresiva desesperanza, el episodio en el que nuestros protagonistas son acusados de esquiroles, la llamada a la esperanza final… Pese a estas similitudes –que en modo alguno deberían llamar al demérito en cuanto a su resultado final-, es evidente que ya durante varios años se planteaba en el cine italiano una reconocida vertiente neorrealista, como para dejar de admitir la pertinencia de una película de las características del film de Germi, que entronca con esa mirada dolorosa y ansiosa de un futuro mejor tras el trauma de la II Guerra Mundial. Al margen de sus intenciones, y sin llegar a ser un film redondo, nos encontramos con un título magnífico y, por momentos, conmovedor, que aúna la mirada coral, la autenticidad y una buscada sobriedad en sus propuestas, huyendo en buena medida de excesos melodramáticos.
El inicio de IL CAMMINO… se desarrolla en Capodarso, una áspera localidad de la Sicilia más primitiva. Una sucesión de planos en elaboradas composiciones –quizá esa tendencia tiene en ocasiones un excesivo peso en el conjunto del film-, nos muestra a las mujeres de la población en estado de tensión; sus maridos se encuentran en huelga en el interior de la mina en la que trabajan, ya que tienen noticias de que la misma se va a cerrar por la escasa rentabilidad de sus instalaciones. Las palabras de su veterano contable, amigo de los mineros, logrará deponer la actitud de estos, resignándose a un futuro de privación. Es en ese preciso momento –en una población donde se asoman aromas de rebelión jaleados por mítines en sus polvorientas y casi desérticas calles-, cuando aparecerá un individuo que propondrá a los clientes de la taberna la posibilidad de trasladarlos hasta Francia de forma clandestina, pudiendo encontrar allí una posibilidad de prosperidad laboral y económica. Pese a las iniciales reticencias, el ánimo de los presentes les llevará a aceptar en buen número esta propuesta, logrando completar un viejo y desvencijado autobús. El vehículo quedará tripulado por jóvenes y mayores; un conjunto de caracteres en los que se representarán los atavismos, costumbres, bonhomía y primitivismo de la vieja Sicilia. Hombres y mujeres encallecidos por una existencia plagada de dificultades y esfuerzos, unidos a jóvenes que no quieren padecer el mismo horizonte existencial de sus padres y abuelos. Comandando el conjunto se encuentra Saro (Raf Vallone), viudo y padre de dos hijos, cuya personalidad conciliadora y honesta le permitirá ejercer como inconfesado líder.
Lo que en principio se planteaba como un viaje hacia la esperanza, muy pronto hará evidente sus complicaciones, iniciadas por las malas artes de quien ha ejercido como guía, quien finalmente logrará huir dejando a todos los forzosos emigrantes a su suerte. A la llegada a Roma el grupo vivirá su primer gran tropiezo, siendo la mayor parte de ellos retenidos por la policía, mientras una de las jóvenes se perderá en la vorágine urbana de Roma, y otro de los componentes del grupo –Vanni (Franco Navarra)-, amante casado de la joven Barbara (Elena Varzi)- huirá tras un tiroteo con destino a la frontera. A partir de esta dramática circunstancia se pondrá en entredicho la voluntad y solidaridad del grupo, que sin embargo logrará mantenerse unido en buena medida, aunque ello no les depare más que una andadura penosa por campos de trigo en donde serán rechazados por su condición de sicilianos y también por ejercer como involuntarios esquiroles. Esta experiencia llevará a parte de sus componentes a retornar al pueblo de donde emergieron, pero a otros no les impedirá a seguir en ese sendero de futuro, que les llevará también a una penosa experiencia por las montañas nevadas de la frontera. La andadura ha sido traumática, pero finalmente la voluntad ha podido en parte de esta expedición, en la que un pequeño grupo de hombres, mujeres y niños, ancianos y jóvenes, llegarán a compadecer a los guardas de la frontera francesa, que llegarán a hacer la vista gorda permitiendo que seres humanos provenientes de otros países puedan desarrollar un futuro en condiciones en su país.
Si algo destaca en el film de Germi, es la sinceridad y convicción con la que despliega ese retrato coral revestido de tanta dificultad y privación como voluntad. Una capacidad descriptiva de un marco de posguerra, en la que resultan comprensibles los pensamientos, actitudes, deseos y frustraciones mostradas por un conjunto de personajes, modulados con pinceladas y planos de sus rostros, de sus acciones, en las que en ocasiones la simple interpretación de una canción popular con el sonido de una guitarra, puede permitir la expresión de la familiaridad de un pueblo. Pero al mismo tiempo, no dejará de aflorar su visión moralista y puritana de la existencia –expresado fundamentalmente en el rechazo inicial de las mujeres de la localidad hacia la adúltera Bárbara-, o en el sempiterno rasgo cainita de la ciudadanía –ese rechazo hacia los sicilianos mostrado por sus compatriotas italianos en la plantación de trigo, o la lucha de los trabajadores en huelga contra los recién llegados-.
Es bastante probable que, haciendo abstracción, la situación planteada en la película, pueda resultarnos familiar en los tiempos que corremos. En ese sentido, ni que decir tiene que IL CAMMINO… mantiene vigente la fuerza de su planteamiento –en el que hay que destacar la presencia de Federico Fellini como coguionista-. Pero lo más importante en este sentido, es destacar la contundencia de su expresión cinematográfica. Las imágenes de la película prenden desde el primer momento, más allá de la recurrencia relativamente esteticista antes señalada. No importa. Puede que ello impida el logro de un film admirable, pero en modo alguno impide su calificación como una película por momentos apasionante. La dificultad del camino, el desarraigo, la camaradería, el encontrarse en un marco urbano absolutamente extraño para ellos –esas secuencias en la que una de las jóvenes queda literalmente engullida en la vorágine cosmopolita de una Roma que parece prestarse al juego del rápido progreso desarrollista-, la sensación de que para los más veteranos, la vida parece escapárseles a dentelladas… El film de Germi emerge, en dicho contexto como un producto definido en líneas generales por su sobriedad, mucho más valioso en su retrato colectivo que cuando se detiene en anécdotas particulares de algunos de sus personajes. Cierto es que en algún momento se inclina al desarrollo de ciertas convenciones melodramáticas –la relación que se establece entre Saro y Bárbara-, pero en todo momento está elaborado y filmado con una enorme capacidad de convicción, propia de un contexto como el del cine italiano de finales de los cuarenta, en el que la sinceridad era uno de sus aliados más perdurables. Como producto de un neorrealismo ya casi tardío, y ubicado en las puertas de las nuevas corrientes narrativas del cine italiano, mantiene aún vigente la fuerza de su mensaje universal, y una autenticidad en sus fotogramas a la que ni siquiera perjudican las imperfecciones de su edición en DVD, en la que se detectan saltos en las secuencias, proveniente de una copia vieja y llena de cortes.
http://thecinema.blogia.com/2008/041801-il-cammino-della-speranza-1950-pietro-germi-el-camino-de-la-esperanza-.php
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La solfatara deve chiudere. Diverse famiglie siciliane rischiano di finire sul lastrico: l'unica alternativa è l'emigrazione. Durante l'angosciante trasferimento dei minatori verso la Francia, gli uomini vengono prima truffati dalla guida e dopo coinvolti in uno sciopero di contadini. Ma piove sempre sul bagnato ed il protagonista si trova addirittura coinvolto in un duello all'ultimo sangue con un bandito, che resterà ucciso, a causa della sua ex amante. Dopo questo inizio tragico, accompagnati solo dalla mala sorte, sotto una neve gelida che spacca le mani sembra tutto perduto. Ma questa manciata di clandestini disperati sarà fatta passare oltre confine dalle stesse guardie di frontiera, intuita la loro condizione disagiata.
Tratto dal romanzo Cuore negli abissi di Nino de Maria, il film risulta quasi una ballata popolare, ricco com'è di toni melodrammatici e si è guadagnato l'Orso d'argento a Berlino. Per il blasonato regista italiano Pietro Germi, nato a Genova il 14 settembre 1914 e morto il 5 dicembre 1974, questo era il sesto film, sui 21 ciak della sua carriera tra cui i fortunatissimi Amici miei del 1975, suo ultimo lavoro e Alfredo, Alfredo del 1972. Tra i suoi riconoscimenti artistici, la Palma d'oro a Cannes nel 1966 per Signore & Signori, l'Oscar per Soggetto e Sceneggiatura di Divorzio all'italiana nel 1967, insieme a Ennio de Concini e Alfredo Giannetti, oltre ad una nomination per la Miglior Regia dello stesso film. Anche Fellini ha collaborato alla stesura della sceneggiatura di questa pellicola, dopo che nella sua straordinaria carriera ha elaborato quasi tutte quelle dei suoi film. Tra le curiosità sui protagonisti, Saro Urzì, siciliano doc ha partecipato a diversi film di successo, tra cui Il Padrino, 1972, interpretando la parte di Vitelli. Lo si trova spesso in ruoli drammatici nelle pellicole dirette da Germi.
http://www.archivio.raiuno.rai.it/schede/9006/900684.htm



Si tratta di un film di più di cinquant'anni fa ma che, rivisto oggi, ci ricorda che anche gli italiani sono stati emigranti, e che quello che compiono oggi i disgraziati che arrivano in Italia con mezzi di fortuna (e di sfortuna), affidandosi a scafisti o mediatori cui consegnano tutti i loro averi è un altro "cammino della speranza" che troppo spesso si trasforma in un cammino di di-sperazione.
Il film racconta delle disgrazie e della povertà di un gruppo di minatori siciliani di una zolfara di Favara (provincia di Caltanissetta), del loro tragico esodo verso la Francia e rispecchia drammaticamente la realtà di molte famiglie dell'entroterra siciliano nell'immediato dopoguerra.
Questo film non è certo un capolavoro — va detto subito — ed ha molti difetti che risultano difficilmente perdonabili considerando che a firmare sceneggiatura e soggetto ci sono lo stesso Germi e nomi come Federico Fellini e Tullio Pinelli. Ma possiede anche una grande potenza espressiva e — specialmente all'inizio — alcune sequenze memorabili.
E poi. Questo film, che da quel che so, nelle intenzioni di Germi avrebbe dovuto intitolarsi Terroni serve per ricordare a tutti noi — e in questo momento penso soprattutto ai siciliani — che c'è sempre qualcuno più "a sud" di altri, o che deve soffrire per ottenere un posto dignitoso a questo mondo. E che fino a non molti anni fa, gli italiani (e i siciliani) erano tra questi.
Sarebbe bene non dimenticarcelo mai.
La chiusura di una zolfara lascia senza lavoro tutti i minatori del piccolo paese. Il film inizia con le potentissime scene della lotta dei minatori che, disperati, occupano la miniera. Tra di loro c'è anche Saro Cammarata (Raf Vallone).
Ma tutto questo non serve a nulla. I minatori devono arrendersi. La miniera chiude gettando sul lastrico intere famiglie.
Ma ecco che in paese arriva un tale, un certo Ciccio Ingaggiatore (Saro Urzì) che li esorta a partire, ad andare in Francia, dove il lavoro c'è per tutti — uomini, donne e bambini —, è ben pagato e dove volendo potranno anche diventare benestanti. La sua descrizione delle meraviglie che troveranno in Francia è come il Paese di Bengodi.
La disperazione in paese è tale da indurre molti ad ascoltare la proposta di Ingaggiatore che promette – ovviamente dietro adeguato compenso – di farli emigrare clandestinamente. Certo, la paura è grande, sanno che dovranno nascondersi come delinquenti perchè saranno emigranti clandestini; c'è poi la paura dell'ignoto perchè nessuno prima di allora si è spinto fuori dal loro paese Favara. Per tutti l'Italia oltre lo stretto di Messina è il misterioso "continente" e la Calabria è già "l'estero".
Ma sentono di non avere alternative. E così, per poter racimolare i soldi richiesti da Ingaggiatore vendono tutte le loro povere cose, i mobili, i corredi di nozze, tutto. Si privano dei pochi, sacrificati risparmi e li consegnano a Ciccio, pronti a partire verso il nord con le famiglie.
Prima in corriera e poi in treno comincia così il lungo e fortunoso viaggio del gruppo attraverso l'Italia.
Tra gli emigranti ci sono Saro che, vedovo, parte con i suoi tre bambini che non sa a chi lasciare e Barbara (Elena Varzi), legata al pregiudicato Vanni, il quale all'ultimo momento si unisce al gruppo. C'è anche un vecchio ragioniere (Saro Arcidiacono) con il suo cagnolino ("sono solo, che cosa ci faccio qui se tutti voi partite?"). Lavorava negli uffici della miniera. La sua chiusura ha rovinato anche lui.
Ci sono Rosa (Liliana Lattanzi) e Luca (Giuseppe Priolo), giovani fidanzati che si sposano la sera prima di partire e trascorrono in treno la loro prima notte di nozze ("Me la immaginavo diversa, la nostra prima notte" dice amaramente Luca alla sua giovane moglie). Ci sono vecchi, donne anziane e bambini.
Durante una lunga sosta alla Stazione Termini di Roma Ingaggiatore si rivela per quello che è: un imbroglione che cerca di fuggire lasciando i poveri disoccupati in balia di se stessi, ma viene fermato da Vanni (Franco Navarro), il violento del gruppo. Ingaggiatore però riesce egualmente a sparire e gli emigranti, scoperti dalla polizia, vengono rispediti al loro paese in Sicilia con un foglio di via obbligatorio. La loro disperazione però è tale — hanno venduto tutto, non hanno più nulla e nulla ormai hanno da perdere che — Saro il primo — decidono di sfidare la legge e di continuare con ogni mezzo di fortuna il viaggio verso la Francia.
In Emilia vengono ingaggiati per il raccolto in una masseria. Il fattore è gentile con loro, la paga promessa è buona. Per la prima volta da quando sono partiti dalla Sicilia si sentono bene accolti, possono lavorare, far qualche soldo per poter continuare il viaggio per la Francia.
Non sanno però che è in corso uno sciopero generale, che il fattore ha assunto loro al posto degli scioperanti e quando i braccianti del luogo vengono a saperlo li aggrediscono urlando "crumiri!" e quando Saro cerca di spiegare che loro non sapevano nulla, che sono "forestieri",   zolfatari che vengono dalla Sicilia la gente li apostrofa con ancora maggiore veemenza
La situazione precipita, c'è un vero e proprio scontro che nemmeno la polizia riesce a sedare. Michelina, la figlia di Saro viene ferita alla testa da un sasso.
Insomma, uno degli innumerevoli esempi di guerra tra poveri.
Costretti a partire dal precipitare degli eventi, si allontanano lasciando Saro con la figlia inferma e con Barbara. Dopo una serie di traversie, il gruppo riesce a ricomporsi alla frontiera, dove però giunge anche Vanni che, geloso del legame nato tra Barbara e Saro, affronta il rivale in un duello rusticano sulla neve.
Scampati ad una terribile tempesta di neve gli emigranti riescono a superare la frontiera. Sono stremati, ma adesso la giornata è bellissima e il sole splende. E soprattutto… sono in Francia! Finalmente!
Qui però vengono fermati dai finanzieri francesi e dagli Alpini italiani.
In una lunga scena in cui tutti sono immobili ed in silenzio finanzieri ed emigranti si fronteggiano, ben consapevoli che da quel momento dipende il futuro di quegli uomini, donne, bambini e il vanificarsi di tutti i sacrifici, di tutte le sofferenze sopportate per arrivare fin lì.
E sono proprio i bambini, con la loro presenza ed i loro sguardi a determinare la svolta.
Il francese chiede: "da dove venite?" e quando Saro risponde "dalla Sicilia" il finanziere guarda di nuovo i bambini, sta ancora un attimo in silenzio e poi si rivolge ai suoi dicendo: "Allons…". Guardie francesi ed Alpini italiani se ne vanno scivolando via veloci sugli sci.
La scena finale tra la neve è davvero bella e gestita con grande abilità da Germi, nonostante il molto poco credibile comportamento delle guardie di confine. Poi purtroppo però Germi rovina tutto con l'inserimento di una voce fuori campo (la sua) sull'inquadratura finale dei personaggi che scendono verso il fondovalle perchè fa precipitare la conclusione in una intollerabile melassa moralistica. Questo "pistolotto" finale inserito da Germi nonostante il parere contrario di Fellini e Pinelli è un vero scivolone in una retorica che nel resto del film, invece, non è presente:
Lungo i confini troverete sempre i soldati, soldati dell'una e dell'altra parte, con diverse uniformi e diverso linguaggio, ma quassù, dove la solitudine è grande, gli uomini sono meno soli e certamente più vicini che nelle vie e nei caffè delle nostre città dove la gente si urta e si mescola senza guardarsi in faccia… Perché i confini sono tracciati sulle carte, ma sulla terra come Dio la fece, per quanto si percorrano i mari, per quanto si cerchi e si frughi lungo il corso dei fiumi e lungo il crinale delle montagne, non ci sono confini, su questa terra.
Orso d'argento a Berlino, Il cammino della speranza, odissea di un gruppo di disperati e dramma dell'emigrazione viene un anno dopo In nome della legge che era una storia di mafia e inizia da una miniera chiusa, da una presa di coscienza che induce ad abbandonare la terra natale per cercare di realizzare altrove il diritto al lavoro e alla dignità. Le note malinconiche di Vitti 'na crozza, che si ascoltano già mentre scorrono i titoli di testa e, suonate alla chitarra e cantate da uno degli emigranti in vari momenti della storia danno al film un tono di ballata popolare, di un racconto di conta-storie. C'è chi ha definito, tutto questo, neorealismo epico ed io sono abbastanza d'accordo.
Gli zolfatari tentano la dolorosa via dell'emigrazione perchè viene meno la speranza nella lotta (la chiusura della miniera nonostante tutti i giorni di occupazione) e perchè non vedono una possibilità di riscatto sociale attraverso l'impegno politico: Ciccio Ingaggiatore convince i minatori disoccupati a lasciare la propria terra mentre nella piazza del paese si svolge un comizio politico in cui l'oratore parla di fronte a poche persone perplesse. Miseria e rassegnazione, dunque, sono alla base della sofferta e disperata decisione.
Nel film ci sono molti elementi che ricordano la coralità della narrativa di Verga, per esempio il senso del fato incombente; il personaggio della donna perduta compagna del bandito, il duello rusticano tra Saro e Vanni sono motivi ricorrenti del repertorio dei conta-storie e della tradizione folcloristica così come le canzoni dialettali che gli emigranti cantano in treno e i balli collettivi sull'aia della masseria.
C'è un gusto figurativo di grande cura formale ed una fotografia magnifica soprattutto nella prima parte, nelle sequenze dell'occupazione della miniera e dei preparativi del viaggio.
Tutti i personaggi del gruppo di emigranti sono benissimo caratterizzati, hanno una loro precisa personalità, non hanno nulla di macchiettistico (pericolo in questi casi sempre in agguato) e i due protagonisti Elena Varzi ma soprattutto Raf Vallone perfettamente in ruolo.
Certo, tra le cose poco credibili del film c'è sicuramente il fatto che un minatore siciliano semianalfabeta come Saro si esprime sempre in un italiano perfetto e con una dizione impeccabile e questo fa un po' sorridere. Ma a Raf Vallone, attore che pur non essendo grandissimo ho sempre apprezzato molto glielo perdono, suvvia.
Per quanto mi riguarda trovo Il cammino della speranza un film eccellente nella prima metà (diciamo fino all'arrivo del treno alla Stazione Termini) e molto discontinuo nella seconda parte ma nonostante tutto è un film che riesce ad emozionarmi sempre anche nelle sue parti meno riuscite.
http://nonsoloproust.wordpress.com/2008/06/13/il-cammino-della-speranza-pietro-germi-1950/

2 comentarios:

  1. Hola, felicidades por esta pàgina, baje la pelìcula el camino de la esperanza y las primeras 7 partes miden 192 000 kb y la ultima 186 103 , al momento de unirlas con HJ SPLIT me sale una pelicula de 1 hora 2 minutos y 17 segundos, baje nuevamente todas las partes y las unì y me da el mismo resultado, la pelìcula no acaba, me podrìan decir si son todos los archivos, o si algo estoy haciendo mal, saludos y de antemano gracias

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  2. Hola, pido mil disculpas, la volvì a bajar y la pelìcula si finaliza, saludos

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